¿Por qué es importante cuidar al cuidador?
La labor del cuidador suele ser silenciosa, a veces muy gratificante, otras veces sobreexigente. Es curioso como normalizamos la coexistencia de esas sensaciones en la cotidianidad. Pero, qué pasa si nos detenemos un momento a reconocer o percibir esas sensaciones, ¿cómo se sentirán? ¿serían cómodas? ¿agradables?. Ser consciente de uno mismo resulta el ejercicio más complejo de los últimos tiempos.
Empezando por los dolores físicos, aquellos que son más “perceptibles”, suelen ser los que se nombran pero, ¿cuánto tiempo toma hacerse cargo de ellos?. Luego están los emocionales, esos que no se hablan y se intentan ocultar en los pensamientos. Sin embargo, no sentir, no pensar, postergar solo acumula estas sensaciones, no las desaparece y ni las anula. En ese círculo es donde se crea la normalización de la que se habló al inicio, donde se hace cada vez más difícil enfrentarse a esas sensaciones.
Entonces, en esa labor del cuidado del otro, como lo es el de la maternidad/paternidad o el trabajo de cuidador/a, ¿por qué es tan importante notarlo? ¿por qué es importante cuidarse?
La idea puede parecer tan simple como esta lógica: cómo se cuida de otros, si no cuidas de ti mismo. El autocuidado es importante por todos los aspectos que se han mencionado, pero también porque da información sobre uno mismo. Esta información que recibes de ti mismo, permite ponerle un nombre, reconocerlo e incluso preverlo. No solo funciona con sensaciones incómodas o malestares, sino también con alegrías, emociones e intereses. Todos estos elementos son parte de las necesidades que va conformando a un ser humano, lo que los convierte en necesarias para entendernos y comunicarnos.
De esta forma, también se ganan herramientas para leer estas necesidades o formas de expresarse en el otro, sobre todo cuando hablamos de cuidado. Cuidar de la primera infancia es una tarea que requiere mucha demanda, lograr traducir las emociones y sensaciones de un niño/a que aún no sabe verbalizarlo, ayudar a transitarlo desde un espacio seguro será posible en tanto haya espacio mental para interpretar y guiar.
Cuidarse para cuidar no es tarea facil, pero tampoco tiene que ser imposible. Los espacios terapéuticos son los que idealmente te permiten experimentar el cuidado hacia uno mismo, pero no tienen que ser los únicos. En la cotidianidad los pequeños espacios como hablar con una amiga o amigo, un familiar, una persona que esté transitando la misma situación, una salida especial de disfrute personal sirven para identificarse y reconocer este camino de cuidar de otro dentro de un contexto de soporte y compañía.
Comments